LAS VICTORIAS ELECTORALES Y LA REALIDAD

Por Juan Alonso Romero

LAS VICTORIAS

En las elecciones federales, estatales y municipales, a veces fue muy difícil ganar.

Pero luego, lo más difícil inicia, cuando en las entregas-recepciones, se ve la realidad del estado en que se reciben.

La federación.

El estado.

O los municipios.

Con un grave desorden en las finanzas públicas. En el manejo deficiente o de saqueo de las finanzas públicas. O bien con finanzas públicas muy dañadas. Donde hay que pedir préstamos para poder hacerse cargo de las tareas de gobernar.

En lo federal, las finanzas públicas que ha dejado el sexenio que termina, no están fuertes y boyantes, lo que, sin lugar a dudas, hará sufrir a los estados y también a los municipios. Como ya se empieza a sentir en la realidad.

Habrá necesariamente priorización de destino de recursos, para poder terminar las obras empezadas en todos los estados de la federación.

Dificultando que pueda haber obras nuevas.

Se siente, que igualmente la federación hará recortes presupuestales con los recursos que llegan normalmente a los estados. Con todas las consecuencias que esto conlleva en la dinámica económica y social de los estados más afectados.

Lo que traerá.

Dificultades para cubrir los gastos especiales y extraordinarios que se hacen en fin de año.

Con todas las prestaciones contractuales, que los estados tienen con sus burócratas.

La federación con todas sus dependencias y trabajadores.

De la misma forma los municipios. Sobre todo, los que no tienen como fuente segura al turismo nacional y al extranjero. 0 a industrias que permiten mucha ocupación de mano de obra y una fuerte captación de impuestos.

ES ENTONCES

Es entonces, cuando el primer año de ejercicio de gobierno, casi todo se va en revisar el estado en que se recibió la administración pública. O en cómo resolver las fallas de una economía en déficit en varios renglones.

En dar a conocer faltantes, desviaciones y en hacer intervenir a las contralorías.

Las cuales, generalmente no arrojan regresos de recursos o detención y enjuiciamiento de los presuntos responsables de los daños que recibió el erario público. O las delgadas reservas de que se dispone.

Todo queda casi siempre, por no decir que siempre, como dice la gente ordinariamente, con petardos al aire. En ruedas de prensa y en declaraciones.

El segundo, por este serio acontecer, no es tampoco muy fructífero. Es que no hay recursos disponibles para resolver los servicios públicos o los pagos a proveedores, incluido a veces el mismo gasto corriente.

El tercero, debido a los recortes de la federación, detiene la proyección de obras de infraestructura, que se habían contemplado en los Planes Estatales de Desarrollo o los que han diseñado igualmente los municipios.

ESA ES UNA REALIDAD

Esa es una realidad, que se comenta en voz baja ya en los medios oficiales, respecto al gasto público de los estados. Excepción hecha, de los Estados que casi no necesitan del respaldo federal, que, por cierto, suelen ser muy pocos.

ESTADOS BIEN PLANIFICADOS

México, para bien o para mal, está aún a distancia de ser uno de los Estados a nivel mundial, de estar al margen de este tipo de fenómenos. Le han sucedido hasta la fecha, con todo tipo de partidos que lo han gobernado. Aún no podemos hablar de excepciones. No al menos que se le escape de su análisis a organismos internacionales.

A la OCDE.

Al Banco Inter americano de Desarrollo.

Al Banco Mundial.

A los análisis de la iniciativa privada, conformada en sindicatos de patrones, banqueros o empresarios.

EL CAMBIO

Nos falta mucho, por ejemplo, para no ser tan dependientes en nuestra economía de los Estados Unidos.

Para romper los atavismos del poder centralizado, que lo decide todo, incluida la economía.

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